Jóvenes y Organización Alternativa

La juventud es un término que ha venido presentándose en el ámbito público desde su ampliación demográfica, se liga a los primeros brotes de sicariato y violencia urbana, pero el significado y las características de dicho término siempre se han evadido. Los estudios sobre juventud muestran como la institucionalidad nos reduce a objetos vulnerables, productivos y urgidos de políticas públicas que solucionen nuestros problemas ocupando el tiempo libre. Han servido pues para definir al joven como inacabado, criminal y sin sentido. Este enfoque en definitiva no es un enfoque de derechos porque no permite fortalecer la organización juvenil sino mas bien reproducir el rol que le han asignado a la juventud.
 
En el contexto colombiano la juventud ha tenido una función de producción como fuerza laboral y una función de educación para la misma producción, quién no sigue estos criterios es visto inútil y despectivamente como un “rebelde sin causa”, se le opone al modelo y se le normativiza, por ejemplo, hacia los programas de recreación. En otros casos (la mayoría) la inserción al mercado laboral no es certera ni digna lo que hace que la juventud vaya por vías de dinero fácil y que las políticas nos traten como objetos vulnerables. Los derechos desde esta perspectiva se entienden para los jóvenes como la educación para la producción y el desarrollo de la personalidad que se vuelve funcional a lo que la institucionalidad quiere.

Esta es una perspectiva que un enfoque capaz de empoderar a la juventud por fuera de los valores y prácticas imperantes con miras a la transformación social no acepta, pues un enfoque de derechos entendiendolos como construcción socio-histórica no permite caer en el juego de que sean los otros los que luchen por nuestros derechos, tampoco ver a el y la joven como un objeto incompleto sino en cambio como sujeta llena de capacidades y derechos.

Por otro lado, la diferencia que se teje desde la juventud con el-no joven depende de miles de factores como sexo, raza, clase pero principalmente es una diferencia con lo institucional por la imposición de una vida de trabajo, alienación y sumisión. Aún así el joven actual reproduce ciertas prácticas de lo institucional como son los intereses egoístas y las relaciones jerárquicas con sus menores, con el otro sexo/género (mujeres, LGBT), con la otra raza (que no es mestiza ni blanca) y la funcionalidad de su creatividad y rebeldia como pasatiempo, que aunque creemos que es un factor decisivo para la organización y lo presenciamos en experiencias juveniles como las culturas urbanas no es suficiente para hacerle frente a sus necesidades y propuestas si no se llena de un caracter contracultural.
 
Hay que darle un nuevo enfoque a la juventud que permita entender que esta ha sido moldeada por la institucionalidad pero tambien que tiene en sí una posibilidad emancipadora en la búsqueda de identidad desde la diferencia con el otro-adulto, bajo nuevas formas de relación que ponen en juego la juventud existente y la que queremos. 

Por eso un enfoque de derechos que propenda por la organización de la juventud sin reproducir los roles imperantes se debe dar desde la organización alternativa, capaz de armonizar las contradicciones de lo que queremos del joven con lo que es. Porque desde nuestra perspectiva (como jóvenes organizados) jovenes tiene potencialidades importantes para la organización contrahegemónica, pero a su vez deben empezar a proponerse nuevas metas en términos de sus deberes con la nueva sociedad como el fortalecimiento de la participacion política y la crítica poniéndose en contacto con el movimiento social, deben empezar diálogos intergeneracionales para evitar la fragmentación de la que hacen parte. 

Porque vemos un potencial creativo, con capacidad de organización, que esta cuestionándose costantemente sobre su entorno desde nuevas formas de hacer política, creemos que en la organización alternativa se pueden concretar las necesidades y las expectativas del joven y la nueva sociedad. No podemos romper con las prácticas juveniles existentes, debemos hacer que él y la joven desde esas mismas dinámicas junto a otras nuevas vaya entendiendo la importancia de la organización para reconocer sus derechos y para luchar por ellos en términos del activismo politico hacia al transformacion social.

Así, una organización realmente alternativa contiene caracteristicas que las organizaciones existentes no siempre tienen y que permiten fortalecer la lucha por la nueva sociedad. Debe ser hecha por y para jovenes porque la juventud entiende que es la otredad adulta la que siempre ha definido que es ser joven y como debe comportarse, en ese sentido la organizacion hecha por jovenes permite teorizar mejor que es la juventud y que sea para jovenes permite actuar sobre este sector que tiene unas problemáticas concretas. También debe conjugar los intereses individuales con los  colectivos ya que como vemos tiene unos intereses singulares que si se dejan por la colectividad no permiten desarrollar la creatividad que dispone en sí misma, asi que es necesaria poner la individualidad al servicio de la colectividad pero también la colectividad se debe nutrir de la creatividad e identidades singulares. Debe ser antiautoritaria pues la juventud ha vivido la apropiacion de su vida, de sus producciones y creaciones por parte de los otros adultos e institucionales, en ese sentido la organizacion no puede reproducir prácticas jerárquicas que legitimen el actual estado de cosas. 

Debe armonizar los intereses de ahora con los de la nueva sociedad pues solo a través de la conjución de los intereses se puede viabilizar la organización, el rompimiento total con la sociedad ademas de ser imposible descontextualiza a la juventud de los problemas de la sociedad colombiana y no genera alternativas efectivas para su solución. Por último debe reproducir los valores de la nueva sociedad pues solo a través de la práctica cotidiana es posible avanzar desde nuestra realidad hacia el mundo deseado, ademas de ser el elemento decisivo para poder unir lazos a traves de nuevas formas de vida que demuestren que ese nuevo mundo si es posible.

El Pensamiento Piquetero

Los piqueteros como movimiento social han agrupado a una serie de sectores que, como eje fundamental, tienen la latente necesidad de construir alternativas políticas y económicas que les permitan establecer nuevas oportunidades de vida, tanto en lo laboral, como en lo productivo. Si bien la organización piquetera se inicia desde una preocupación obrera, el desocupe, como condición general, es lo que posibilitará el desarrollo de acciones que buscan superar la dependencia a un patrón y a un esquema jerárquico de trabajo.

En este caso, el trabajo ya no es, ni implica un único esquema de productividad en el que el ser humano se aliena a sí mismo a través del cumplimiento de tareas específicas, sino que se constituye como una posibilidad de creación y construcción de una nueva forma de vida que le permita a las personas hacer y ejercer sus propias capacidades. Este punto se relaciona directamente con lo que propone Holloway acerca del poder-hacer como una directriz clave en la resistencia y transformación hacia otro modelo de vida.

Desde el pensamiento piquetero se reivindica la lucha, en principio, contra el enemigo interno, en el que aún se mantiene y se reproduce la crisis del sistema neoliberal, caracterizada por el individualismo, la atomización y el materialismo. En esa medida, el interés fundamental del movimiento es ejercer prácticas que no sólo establezcan relaciones sociales basadas en el trabajo colectivo y en el sentido de una identidad del ‘nosotros’1, en especial por la incorporación de estudiantes, maestros, mujeres, obreros, entre otros, sino también la construcción de nuevos valores que eliminen y contrarresten los errores éticos provocados por el capitalismo actual.

Bajo esta perspectiva, el movimiento piquetero pretende, desde sus orígenes, generar conciencia con respecto a la grave problemática que afronta América Latina frente al crecimiento de la economía global, que trae consigo una profundización de los factores que destruyen las condiciones sociales de la clase media y baja. Y aunque hay una preocupación por las posibilidades productivas en la sociedad, los piqueteros plantean la necesidad de pensar y repensar los aspectos materiales enfocados hacia el fortalecimiento de la dignidad humana en tanto es ella el eje que en realidad debe fundamentar las acciones sociales.

Por esta razón, los principios que se promulgan desde la acción piquetera son la horizontalidad, la autonomía y la democracia directa:

La horizontalidad hace referencia a la construcción de vínculos que no reproduzcan las estructuras jerárquicas y que le permitan a todos y cada uno de los compañeros ejercer su poder-hacer sin ser reprimido por el otro. Además de esto, desde las relaciones horizontales se pueden gestar mecanismos de organización que logren la construcción y participación colectiva, sin ningún tipo de limitación o conflicto. En ello recae la importancia del ejercicio de la democracia directa, en la que la voz y las decisiones están basadas en el consenso y no en la imposición de unos a otros.

Vale la pena tener en cuenta que el movimiento piquetero es, a fin de cuentas, una puesta hacia una resistencia completa y consecuente frente al sistema neoliberal y que la búsqueda de la autonomía como sujetos y como organización sólo es posible en la medida en que el colectivo mismo trabaje en torno a su fortalecimiento interno. Si se trabajara desde una estructura jerárquica y autoritaria, de antemano se reproduciría el sistema dentro de la lucha, lo que negaría la posibilidad real de trasformar el mundo sin tomar el poder.

Dadas las condiciones de los integrantes del movimiento, quienes a causa de la crisis económica argentina deben pasar por condiciones prácticamente infrahumanas, la toma del poder y el reemplazo de los dirigentes políticos por otros que medianamente rescaten el papel del desempleado y del piquetero, es un recurso que resulta innecesario en tanto se entiende que el tiempo y el espacio para transformar el presente, es precisamente aquí  y ahora.

En esa medida la autonomía está dada en términos de posibilitar la autogestión y en el “empezar a crear otra vida, en medio de esta vida”. A partir del trabajo colectivo y del reconocimiento del otro como un igual y parte constitutiva de la existencia propia, el piquetero se reconoce como una fuerza conjunta en movimiento, en la que está presente la construcción constante de un nuevo mundo, mucho más equitativo y escenario de empoderamiento.

Es necesario dejar de lado consignas anticapitalistas tales como “No queremos que se pague la deuda externa”, “cuando se tome el poder se resolverán los problemas” porque, aunque son consignas justas y verídicas, ignoran el hecho de que el poder opera a través de mecanismos exactos y cercanos, siempre situados y que es este concepto de poder el que está por cambiar y mejorar. La mayor parte de los movimientos sociales o de izquierda han pretendido cambiar el mundo con la consigna de la toma del Estado, sin embargo, la construcción de un nuevo Estado o un nuevo gobierno reproduciría las formas de poder verticales típicas de los gobiernos más opresores y tiranos, dada las circunstancias históricas y políticas en las que se encuentran: el capitalismo.

Uno de los principales objetivos del grupo es modificar el imaginario capitalista e individualista típico de la sociedad contemporánea en donde los intereses privados priman por encima de los colectivos y la salvación personal es más importante que el bienestar de la comunidad.

Desestabilizar el imaginario capitalista y la repercusión que tiene en los barrios y en comunidades más vulnerables, suprimir la idea de que la plata libera y hace mejor a una persona, y que la felicidad y la fortuna se encuentran individualmente, son algunos objetivos del grupo. Pretenden además modificar la idea de liderazgo  malentendida  como autoridad por algunos integrantes, hay gente locuaz y capaz de dirigir  al movimiento pero no cabecillas, no están organizados jerárquicamente, este es uno de los acuerdos más importantes que han establecido entre ellos. La horizontalidad y la lucha son unos de los emblemas más recurrentes del MTD (Movimiento de trabajadores desocupados), una propuesta distinta a la marxista, que consideran la toma del Estado como uno de los factores del proceso para cambiar  la sociedad, pero que genera una instrumentalización y una jerarquización  de la lucha, según Holloway la toma de poder genera otras relaciones de poder, que en nada mejoran las condiciones políticas de la comunidad, razón por la cual la revolución ha sido un fracaso intermitente.

Es por esto que el MTD escogió la democracia directa, las decisiones son discutidas y analizadas en grupo, nunca individualmente, si trabajan o no cuando llueve, los días en que hacen o no los piquetes, el porqué y la forma en la que van a protestar etc. La organización es un cuerpo en el que cada una de sus partes desempeña un papel y cada quien sociabiliza y comparte sus conocimientos con el otro, es por esto que pretenden reforzar la educación popular “Se crean ámbitos donde todos los compañeros van desarrollando su talento, sus virtudes, sus aportes, en una infinidad de oportunidades” y lo más importante es que ningún integrante se quede sin hacer nada. Ahora bien, no cuentan con el cien por ciento de la participación, las condiciones económicas y políticas en la que se encuentran hoy en día dificultan el camino hacia la tan anhelada democracia directa o lucha horizontal, el trabajo a seguir es complejo teniendo en cuenta que la mayor parte de la población pretende sobresalir y distinguirse sobre los demás, sin embargo han percibido signos muy alentadores “porque gente que no hablaba, que le rehuía a la participación, no solamente vienen a cumplir cuatro horas de tareas comunitarias, sino que se vienen dedicando a otras tareas y actividades”.
  
Según el texto Más allá de los piquetes generalmente, cuando la gente se acerca al grupo, las expectativas son de resolver el trabajo, pero el MTD no soluciona el tema de la desocupación, tampoco inquiere mejorías laborales o sueldos más justos para los obreros, el MTD es una propuesta que toma como eje central el trabajo, pero tiene objetivos más altos que los de un sindicato. Es un proyecto que boga por la dignidad, la salud y la educación “Acá no buscamos poner en el lugar del proletariado al desocupado, por ejemplo, Tiene que haber otra forma de construcción”. En contraposición con otros movimientos izquierdistas o revolucionarios, los piqueteros no luchan por ser insertados en el Estado “yo no quiero volver a ser explotado, no quiero volver a tener a Fortabat o a Macric de patrón” El trabajo no soluciona la pobreza ni las injusticias sociales, por el contrario las reproduce y las intensifica,  no es indigno exigir mejores regalías o prepararse para ocupar un cargo siempre y cuando sea digno y justo, el problema no es el trabajo, el problema es la explotación y el maltrato que devienen con él.
 
Es por esto, que el MTD ha planteado una autonomía frente el Estado, tanto laboral como discursiva, es por esto que ningún piquetero está interesado en ser representante a la Cámara, al Senado o a la alcaldía, desean luchar desde abajo, en calidad de rebeldes y no en puestos burocráticos ni en partidos reformistas. El verdadero trabajo inicia en las comunidades, en el trabajo en grupo; los piqueteros desconocen rotundamente las formas y los medios, sin embargo tienen presente que la explotación y las relaciones jerárquicas no son la mejor ruta para su comunidad, al fin y al cabo “uno tiene que valorizarse como  persona y así uno se siente trabajador: como un ser humano que ha recuperado una parte de su identidad. Esto es digno y retribuyente,  no es ser un simple asalariado y un obrero, la condición de trabajar no te la da el ser explotado sino tiene que ver con una actitud ante la vida”. 

El Estado neoliberal ha desamparado a la sociedad civil por años, la educación, la salud,  y la alimentación ha sido costeada por los mismo ciudadanos, cada quien trabaja para sobrevivir,  comprarse una vivienda, pagar una pensión o en el mejor de los casos para viajar o costearse un carro. Cada quien jala por su lado y le saca provecho a cualquier situación. Es por esto que el MTD está en busca de una economía alternativa, en la que cada quien se beneficie del otro sin subyugarlo o explotarlo; la altas cifras demográficas, el desempleo y la falta de tierras los han obligado a tomar esta medida, a desarrollar formas de vida comunitaria. Suprimir la idea de un patrón y promover el pensamiento colectivo  son los principales objetivos del proyecto, sin embargo la mayor parte de integrantes se han acostumbrado a ser dirigidos por alguien y a desconfiar de sus compañeros, es por esto que el trabajo a seguir es arduo y complicado. Es por esto que se han creados seminarios, talleres en donde se les enseñan a  los niños, jóvenes y ancianos los aspectos positivos de la vida comunitaria, el trueque o el intercambio de favores, cursos de inglés por un almuerzo o un libro por una lección de guitarra por ejemplo.

Formas de Acción y Organización
El movimiento piquetero se divide en diferentes bloques de la siguiente forma:






BLOQUE CORRIENTE
CCC Corriente Clasista Combativa
Partido Comunista Revolucionario.
CTA Central de Trabajadores de Argentina
Búsqueda de autonomía.
Bloque Piquetero Bloque autónomo
Abstencionista

Cada bloque tiene sus propios modos de acción y de organización, pero en conjunto realizan acciones como el piquete, el trabajo interno comunitario y la ocupa de territorios a las afueras de la ciudad, así como la toma de fábricas abandonadas.

El piquete es el bloqueo de rutas en las áreas más circuladas del flujo vial de Argentina. En él se busca la exigibilidad de algunos derechos laborales y de condiciones materiales que el Estado pueda otorgar, al mismo tiempo que hacer prácticas comunitarias de horizontalidad, enmarcadas dentro del contexto de la fiesta y del carnaval no sólo como la inversión del orden, sino como la idea de que es así como debe respondérsele al sistema capitalista. En el piquete se vive un espacio de alegría, en el que la ayuda y el apoyo mutuo son los principios de acción social. También la danza y el trabajo del cuerpo se abren espacio para exteriorizar los conflictos y la rabia revolucionaria de una manera organizada y concreta.

Las acciones comunitarias son las dinámicas que se ejercen al interior del movimiento en lo cotidiano, en las que se busca una soberanía alimentaria y de salud a través de trueques, mercados y comedores pobres, intercambio de saberes y las donaciones de medicinas. Por último, la toma de territorios se plantea en dos sentidos: para trabajar la tierra y autoabastecerse en las periferias y para poner a producir fábricas abandonadas en las ciudades.

El Zapatismo Urbano
    Ahora bien, si planteamos establecer algunos elementos que relacionen los piqueteros con el EZLN, quizás encontramos coincidencias no tanto en la formación de estos movimientos, sino en cuanto a su accionar. De modo que, mientras que los piqueteros surgen influenciados por una larga trayectoria sindical en la que estuvieron presentes corrientes socialistas, comunistas y anarquistas, por otra parte surge el EZLN y la formación de un ejército en el que convergen distintas ideologías y culturas y que parte de la reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas mexicanos.

    Para Holloway los piqueteros son el zapatismo urbano, en tanto que para pelear en contra de la lógica capitalista no busca establecer una lucha por el poder, sino por transformar el mundo a partir de prácticas inmersas en el problema mismo. Los piqueteros no pueden ni quieren llegar a ejercer un poder desde el Estado, puesto que de acuerdo a las líneas de pensamiento en las que trabajan esto sería contradictorio.

    De este modo, aunque los orígenes y la conformación de estos movimientos se da de formas totalmente diferentes, en cuanto al pensamiento que proclaman si podemos establecer algunos puntos de continuidad como la oposición al modelo capitalista, la reivindicación por la autonomía de los pueblos frente a los gobiernos que no favorecen el bienestar del pueblo y la propuesta de un mundo en el que se establezcan relaciones no autoritarias. 
     
    Otro elemento en común que encontramos entre estos dos movimientos es que tienen formas de accionar similares, ya que por el lado de los piqueteros aparecen las tomas de espacios y vías como un elemento recurrente como la reivindicación de la agencia y el territorio; y por parte de los zapatistas encontramos que realizan acciones como las tomas de poblados, que sirvan de escenario para la lucha y la recuperación de las condiciones básicas de vida.

    Ambas luchas se enmarcan dentro de la idea de que para pelear y caminar hacia la transformación, se requiere vivir y sentir el camino como una fiesta de libertad, en la que la teoría y la práctica se complementen, por medio de la integralidad del movimiento, entendido como una fuerza colectiva que pelea por, desde y para lo cotidiano, como espacio de cambio.

    Es evidente que el MTD  ha heredado del zapatismo elementos tanto ideológicos como modelos de lucha, autonomía frente al Estado, políticas de lucha horizontal y trabajos en comunidad entre otros. El EZLN permitió agudizar los objetivos del movimiento argentino además de indicarle un panorama positivo en medio de la desesperanza  en la que se hallaban, les demostró que existían otras formas de lucha distintas a la armada o la burocrática. Para los piqueteros, la mayor cualidad del EZLN reside en lo político, en no querer el poder, en organizarse desde abajo, de tomarse su tiempo, de aplicar verdaderamente el pensamiento democrático y libertario. Otra característica es la utilización de insignias tales como “no queremos cambiar el mundo sino crear uno nuevo” que el MTD reinterpreta como un cambio social, en donde ni un partido político, ni una alianza de organizaciones, ni la lucha armada son la respuesta, que no existe una única solución sino muchas. La distinción que hace el comandante Marcos entre “rebelde y revolucionario” es sumamente importante para el movimiento argentino, puesto que “El destino es diferente. El revolucionario tiende a convertirse en un político y el rebelde social no deja de ser un rebelde social”. Según el texto Más allá de los piquetes, el revolucionario se plantea transformar las cosas desde arriba, no desde abajo, en oposición del rebelde social que “organiza a las masas y desde abajo va transformando sin tener que cuestionarse el problema de la toma de poder”.

    El trabajo en comunidad es uno de los aspectos  más  significativos del EZLN, enfrentados a la miseria más intensa, los integrantes de la comunidad  aprendieron a organizarse grupalmente y delegar a cada persona un papel importante “El trabajo colectivo, el pensamiento democrático, la sujeción al acuerdo de la mayoría son más que una tradición indígena, han sido la única posibilidad de sobrevivencia, de resistencia, de dignidad y rebeldía” los espacios comunitarios y auto-sostenibles como escuelas, panaderías, carpinterías y centros clínicos han permitido optimizar las condiciones de vida del grupo e independizarlo  de las imposiciones y arbitrariedades del Estado, como afirma Raúl Ornelas el zapatismo ha dado diversas muestras de la fuerza y la unidad con que cuentan.

    En contraposición con el pensamiento clásico de izquierda, los zapatistas y los piqueteros han dejado de lado la idea de “unidad” y “cohesión”  por la multiplicidad y la heterogeneidad, ampliando los campos y las formas de participación del ideal libertario, la experiencia zapatista nos ha demostrado que “es posible actuar unitariamente sin suprimir la diversidad de los participantes”. Las preguntas más frecuentes que le  formulan al ejército zapatista y al MTD giran alrededor de la representación y el liderazgo, dada la propensión humana hacía el poder  ¿Cómo es posible argumentar la lucha horizontal? Además, la historia nos ha demostrado que la humanidad y la jerarquización van cogidas de la mano ¿Cómo es posible desmembrar este imaginario? El liderazgo y la representación han sido temas discutidos reiteradamente. Sin embargo este tipo de cuestionamientos han sido en alguna medida respondidos tanto por los piqueteros como por los Zapatistas tanto en lo teórico como en lo práctico, que es para los dos movimientos uno de los ejes principales de articulación de la lucha.
    BIBLIOGRAFÍA.
    • Zibechi, Raúl, Genealogía de la revuelta, Buenos Aires, Letra Libre, 2003.
    • Svampa, maristella, Entre la ruta y el barrio, la experiencia de las organizaciones piqueteras, Buenos Aires, Biblos, 2003.
    • http://enlacezapatista.ezln.org.mx/